Nos enfrentamos a una realidad cruda: la brecha salarial persiste no solo entre hombres y mujeres, sino que se profundiza dramáticamente cuando examinamos las experiencias de las mujeres inmigrantes y las mujeres de color.
En esta fecha simbólica, reconocemos cuánto tiempo adicional deben trabajar las mujeres para alcanzar lo que los hombres ganaron solo en el año anterior. Pero para las mujeres inmigrantes y las mujeres de color —y, especialmente, para quienes viven en la intersección de ambas identidades—, esta meta está aún más distante.
La brecha salarial no es solo un número. Es el reflejo de desigualdades estructurales que limitan el acceso de millones de mujeres a oportunidades económicas justas y sostenibles.
La desigualdad salarial surge de múltiples sistemas interconectados de discriminación que actúan desde la infancia y se prolongan durante toda la vida laboral:
Estas no son decisiones individuales; son el resultado de barreras estructurales profundamente arraigadas.
La maternidad profundiza estas inequidades de forma significativa. Cuando las mujeres se ven obligadas a interrumpir sus carreras, retrasar su ingreso al mercado laboral o aceptar empleos precarios para asumir responsabilidades de cuidado, enfrentan consecuencias que afectan no solo sus ingresos inmediatos, sino también sus oportunidades de desarrollo profesional a largo plazo.
Cerrar la brecha salarial implica enfrentar estos sistemas de raíz. Debemos:
Yaquelin López, Women Working Together, USA: "Como mujeres inmigrantes, enfrentamos una triple carga—discriminación de género, discriminación racial, y las barreras adicionales que vienen con nuestro estatus migratorio. Muchas de nosotras trabajamos en industrias donde somos invisibles, donde nuestras contribuciones son subvaloradas, y donde alzar la voz sobre salarios injustos puede poner en riesgo nuestros empleos y la seguridad de nuestras familias. El Día de la Igualdad Salarial nos recuerda que nuestra lucha por la justicia económica no puede separarse de nuestra lucha por la dignidad, el reconocimiento, y el derecho a construir mejores futuros para nuestros hijos. Debemos organizarnos no sólo por la igualdad salarial, sino por los cambios estructurales que permitirán a todas las mujeres prosperar".
Jeannette Huezo, United for a Fair Economy: "La brecha salarial no se trata solo de números en un cheque de pago—se trata de poder, oportunidad, y la capacidad de moldear el futuro de nuestras comunidades. Cuando las mujeres de color e inmigrantes son sistemáticamente mal pagadas, familias y comunidades enteras sufren. A través del trabajo de United for a Fair Economy, vemos cómo la desigualdad económica se intersecta con cada aspecto de nuestras vidas. El Día de la Igualdad Salarial debe ser un llamado a la acción para políticas que aborden no solo las brechas salariales, sino las disparidades de vivienda, educación y atención médica que impiden que nuestras comunidades logren verdadera seguridad económica".